Han abierto una puerta enorme en mi vida. No se trata de como nos alimentamos, sino de que y para que. Muchas cosas debemos seguir aprendiendo, sobre todo a escucharnos internamente que es lo que nos pasa, y como hacerle frente a lo que está afuera. Mi enfermedad ha sido una alarma, un “stop” para comprender que lo que pasaba afuera no era compatible con mi cuerpo. Aún tomo medicación, pero no dependo de ella para continuar en el camino.
— Jorgelina, Rosario, Santa Fe, Argentina